martes, 11 de febrero de 2014

Mandalas y Uso Terapéutico

¿AVALA LA CIENCIA LOS BENEFICIOS DE LOS MANDALAS?
Pedro Molina dice:
"El Mandala, vocablo sanscrito que significa “círculo sagrado”, ha sido usado desde hace miles de años por diferentes culturas como un instrumento de sanación basándose simplemente en sus experiencias y vivencias. Quien experimenta sus beneficios no necesita datos estadísticos ni fórmula matemáticas para comprobarlo!
Pero si, existen investigaciones científicas que demuestran los beneficios para la salud física y mental del trabajo con Mandalas.
Debemos el conocimiento y el uso de los Mandalas en occidente al visionario psicólogo suizo Carl Jung, pionero en el empleo de los mandalas como instrumento terapéutico. Comprobó la efectividad de la creación de mandalas no solo en sus pacientes, sino también experimentándolo en primera persona. Concluyó que cuando se crea un mandala este es la expresión visual de la psiquis en ese momento, y destacó que el acto de dibujar un Mandala, además de sacar a la luz y mostrar el conflicto, también proporciona un sentido de orden e integración al mismo. De ahí su efecto calmante y sanador.
Por su parte, la arte-terapeuta Joan Kellogg integrando los descubrimientos y estudios de Jung con su propia investigación y experiencia durante varias décadas, desarrolló un sistema de evaluación para interpretar los mandalas que creamos según emergen en ellos ciertos patrones, colores, formas y configuraciones.
Sin embargo, los postulados de Jung han sido frecuentemente criticados por algunos de ser “demasiado místicos y poco científicos”. El primer intento por avalar científicamente la teoría de Jung sobre los mandalas fueron realizados en 1987 por Slegelis, pudiéndose demostrar con un grupo de estudiantes que dibujar dentro de un círculo les hacia experimentar toda una serie de efectos positivos que no notaban aquellos que dibujaron dentro de un cuadrado. Este fue el primer estudio en demostrar que efectivamente, la elaboración de Mandalas genera un efecto calmante, relajante y sanador que induce una sensación de bienestar general.
Otro hito importante fueron los trabajos de DeLue con niños de entre 5-10 años al comprobar que después de cinco minutos de estar dibujando Mandalas se producía una relajación fisiológica medible con diferencias estadísticamente significativas en la actividad cardiaca y las variaciones de temperatura corporal de estos niños comparados con el grupo control que no realizaba esta actividad.
A partir de este momento, han sido mucho los reportes científicos que demuestran los efectos positivos del empleo de los mandalas, por ejemplo, para mejorar la atención en personas con déficit de atención (Green y colb. 2013), ayudar a procesar conflictos interpersonales en adultos con discapacidad mental (Schrade y colb., 2011); aliviar el estrés y la ansiedad (Curry y Kasser, 2005; Walsh y colab., 2005; Sandmire y colab., 2012), y reducir los efectos del estrés postraumático (Henderson y colab., 2007). Incluso, se ha demostrado el efecto positivo que tiene el realizar alguna actividad artística (incluyendo la creación de mandalas) en la disminución de la ansiedad en personas que se encuentran al cuidado de familiares con cáncer (Walsh y Weiss, 2003; Walsh y colab., 2007), e incluso en los mismos pacientes que pasan por el proceso de diagnostico y tratamiento de cáncer. Por ello, algunas clínicas como Mayo Clinic emplean los mandalas como herramientas para ayudarlos en este proceso.
Existen sin embargo, algunos otros reportes que han intentado corroborar el efecto positivo de los Mandalas sin éxito aparente (Henderson 2012; Mann, 2013). Desafortunadamente, a pesar de que muchos de los participantes dijeron sentirse beneficiados en general cuando participaban en el proceso creativo, los resultados estadísticos no avalaron las hipótesis.
Cuando se analiza la metodología empleada no extrañan los resultados. Primeramente, se dan solamente 20 minutos para la creación o coloreado del mandala. Quizás este tiempo sea adecuado para la técnica de colorear, pero es insuficiente para crear mandalas, para lo cual se requiere de al menos una hora. Cuando entras en el proceso de creación el tiempo pasa a un segundo plano y existe solamente la sensación de estar ahí!. Esto genera una cierta frustación en los participantes que posiblemente se refleje en los resultados del test de ansiedad. En segundo lugar, la actividad se realiza solo una vez y se evalúa el efecto inmediatamente al concluir el dibujo. Aunque se pueden obtener beneficios inmediatos como una mejoría en el bienestar general, el trabajo con los mandalas no es como tomarse una aspirina para aliviar el dolor de cabeza (incluso en estos casos, esperas al menos una media hora!). Y finalmente, hay que reconocer lo difícil que resulta evaluar parámetros de satisfacción y bienestar de forma que se puedan cuantificar.
Está muy claro que elaborar una metodología para este tipo de estudios puede resultar complejo, sobre todo contar con un número adecuado de personas sanas interesadas en colaborar y ofrecer su tiempo para ello. Sin embargo, considero que hay que seguir realizando esfuerzos para evaluar cuantitativamente los efectos positivos y los beneficios de la creación de mandalas para la salud y el estado de bienestar general. Esto contribuirá a que estas herramientas puedan ser usadas y aplicadas en sectores médicos para beneficio de todos."

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