martes, 29 de abril de 2014

“La vida es como un eco, si no te gusta lo que recibes, ten cuidado con lo que emites”

Autoconocimiento: 5 herramientas que pueden ayudarte a conocerte más a ti mismo y alcanzar tus objetivos.
El autoconocimiento, primera aptitud de la inteligencia emocional, es fundamental y más en los tiempos en los que nos vemos inmersos. Después de publicar un post sobre liderazgo y recibir varias consultas sobre cómo podemos conocernos a nosotros mismos, me decidí a escribir este post. En estas letras quiero transmitir la importancia de conocernos, saber cuales son nuestros puntos fuertes y débiles.
Conocer los objetivos que tenemos y las herramientas para conseguirlos. Este es el primer paso para lograr lo que nos propongamos.
En estos momentos en los que vivimos quién más y quién menos se enfrenta a cambios en su vida personal y laboral. Cómo a mi me ocurrió, tuve que replantearme muchas cosas y conocerme a mi misma para orientarme profesionalmente hacia lo que me gusta y mejor sé hacer.
Seguro que os ha ocurrido que necesitas conocer datos sobre ti y te cuesta mucho. Cuando hablamos sobre nosotros mismos nos resulta difícil. Creemos que nos conocemos pero no nos detenemos a pensar y menos a escribir nuestras metas y las características que facilitarán o dificultarán que las alcancemos. Es importante objetivar lo que sabemos sobre nosotros mismos.
Tenemos claro que es importante el autoconocimiento pero, ¿Qué herramientas pueden ayudarnos a conocernos un poco más a nosotros mismos?
1. Tener un diario de emociones. Escuchar nuestras emociones puede darnos muchos detalles sobre nosotros mismos, otras personas o distintas situaciones, se trata de una técnica para facilitar el autoconocimiento. Ser conscientes de nuestro estado emocional, conocer cuales son las emociones que más se repiten, analizarlas, etc. puede facilitar nuestro autoconocimiento en la vida diaria y también en la laboral.
2. La línea de la vida. Este ejercicio nos permite crear una línea horizontal que representa a nuestra vida. En esa línea marcamos un punto medio que es el ahora. A partir de este momento comenzaremos a incluir los distintos hitos en nuestra existencia que hayamos vivido en el pasado, de esta forma veremos por escrito todo lo que consideramos relevante en nuestra vida. La segunda parte consiste en cumplimentar parte de nuestro futuro, reflejando nuestros objetivos más inmediatos y más alejados en el tiempo.
Una vez finalizada esta línea de vida hemos de reflexionar sobre lo que hemos vivido y sobre cómo nos planteamos alcanzar los objetivos marcados en nuestro futuro.
Este ejercicio puede completarse con la autobiografía. Al tener marcados nuestros momentos de vida más importantes, podemos redactar una pequeña biografía de dichos momentos.
Existen herramientas que nos facilitan la realización de este ejercicio, como por ejemplo usando una hoja de excel.
3. Quién soy.
Este ejercicio nos permite ver por una parte quienes somos en este momento y quienes queremos llegar a ser. Lo más importante es decidir cómo vamos a conseguir llegar a ser las personas que deseamos, cuál es nuestra estrategia al respecto. Realizaremos este ejercicio, por tanto, incluyendo en una hoja quienes somos, en otra quienes queremos llegar a ser, y cómo vamos a hacerlo. Podemos complementar este ejercicio con un feedback por parte de los demás para conocer cómo nos ven otras personas.
4. Tests online. Puedes utilizar distintos test que tienes a tu disposición de forma online y que te permiten saber más sobre tu personalidad, talento, inteligencia, etc. De esta forma, al conocerte mejor, podrás saber, por ejemplo, cómo venderte en una entrevista de trabajo, resaltando tus puntos fuertes o fortalezas. Otros test que tienes a tu disposición son los psicotécnicos. Te puede venir bien practicar en estos últimos aunque debes cuidar los test que realizas ya que existen muchos que no son realmente fiables.
5. Crear tu FODA personal. Al igual que si analizásemos nuestra posible empresa o idea empresarial, en este análisis vas a poder detectar tus debilidades / amenazas y fortalezas /oportunidades. Para ello has de tener en cuenta que estás valorando tus caracterísiticas tanto internas como externas o de la situación. En el apartado interno, para el que utilizarás una hoja, deberás indicar tus debilidades y fortalezas, lo que consideras que te diferencia y los puntos débiles que tienes.
A nivel externo analizaremos las amenazas y oportunidades que pueden perjudicarte o ayudarte en el cumplimiento de tus objetivos.
Todas herramientas pueden ayudarte en la difícil andadura de conocerte a ti mismo. Si lo consigues sabrás cómo sacar partido a tus fortalezas y como minimizar tus debilidades

Laura Mateo Catalán

martes, 22 de abril de 2014

¿DESPERTAR A QUÉ?

Les presento con gusto mi sentir y entendimiento en éste nuevo libro. Es esta una invitación a quien esté interesado, en ya no postergar la felicidad de su vida y la de todo su entorno, asimismo a todos aquellos que estén gustosos de acompañarme en este evento, la presentación de mi segundo libro. En el club social de Berazategui calle 14 y 149 1er piso el sábado 26 de abril, 14:30hs. en forma gratuita.
Editado impecablemente por Ediciones Independientes Rubén Sada Editorial.
Los espero! Cariños Elisa Gianera
Gracias a Rubén Sada que destaca lo siguiente:
"¿Despertar, a qué? Despertar del sueño profundo robotizado en expresiones, como: “lo que me hizo” “no me considera” “me maltrata” “lo que me va hacer” “no se acuerda de mí”... dormidos, olvidando vivir la vida bajo la propia responsabilidad, de modo que “el otro me hace, el otro me dijo, el otro no me dio”, creando roles de víctima y victimario.
¿Despertar a qué? A cambiar la visión de la situación o persona. Me libero del dolor de mi mente cambiante con pensamientos temibles, me alejo de juicios, ira, resentimientos y miedo al ataque. Pido restituir la cordura desde el perdón a mí mismo como recuperación del don de la vista hacia todo y a todos, con aceptación y gratitud.
¿Despertar a qué? A la necesidad de apegos, a costumbres arraigadas en apuros, en la “forma en que se deben hacer las cosas”, en deseos excesivos seguidos de frustración. Despertar a quitar ese ropaje que no es propio sino adquirido. Despertar a vivir ahora sin más pérdida de tiempo." (Elisa Gianera)

miércoles, 2 de abril de 2014

El Duelo y sus etapas...


¿Qué es el duelo?
El duelo es la reacción normal después de la muerte de un ser querido.
Supone un proceso más o menos largo y doloroso de daptación a la nueva situación.
Elaborar el duelo significa ponerse en contacto con el vacío que ha dejado la pérdida, valorar su importancia y soportar el sufrimiento y la frustración que comporta.
La intensidad y duración del duelo depende de muchos factores: tipo de muerte (esperada o repentina, apacible o violenta..), de la intensidad de la unión con el fallecido, de las características de la relación con la persona perdida (dependencia, conflictos, ambivalencia...), de la edad...
La duración del duelo por la muerte de una persona muy querida puede durar entre 1 y 3 años.
Duelo resuelto. Podemos decir que hemos completado un duelo cuando somos capaces de recordar al fallecido sin sentir dolor, cuando hemos aprendido a vivir sin él o ella, cuando hemos dejado de vivir en el pasado y podemos invertir de nuevo toda nuestra energía en la vida y en los vivos.
No existe un tiempo fijo para vivir el duelo. Cada cual necesitará su tiempo. Y sólo nosotros podemos marcar
el tiempo que necesita nuestro ser para poder considerarse recuperado. Todo ello a pesar, de que muchas veces
nuestros familiares y amigos, nos apremian, quisieran vernos en la normalidad ¡ya!, tal vez porque así ellos
tampoco sufrirán tanto... Pero sólo cada uno de nosotros sabe lo que necesita.
Integrar el duelo es todo un proceso que tiene como intención reconocer el dolor que nos produce la pérdida.
Aceptar que nos duele, aceptar las ausencias, aceptar que ha muerto, manifestar el dolor e iniciar el camino de regreso a la realidad y a nuestro propio orden de las cosas. Reacomodar todos aquellos asuntos que quedaron dispersos, resolver pendientes, retomar arraigo, llenando nuevamente los espacios. Recordando lo vivido con esa persona, recordarlo dentro de nuestra existencia tal como fue mientras vivía, aceptando que ha muerto. Nos queda el tenerlo presente, en nuestro corazón, no lo que fue, sino lo que nos hizo ser, hijo, hermana, padre, esposo, amiga…
Etapas descritas por la Dra. E. Ross

1) Negación y aislamiento:
la negación nos permite amortiguar el dolor ante una noticia inesperada e impresionante; permite recobrarse. Es una defensa provisoria y pronto será sustituida por una aceptación parcial: "no podemos mirar al sol todo el tiempo".
2) Ira:
la negación es sustituida por la rabia, la envidia y el resentimiento; surgen todos los por qué. Es una fase
difícil de afrontar para los padres y todos los que los rodean; esto se debe a que la ira se desplaza en todas direcciones, aún injustamente. Suelen quejarse por todo; todo les viene mal y es criticable. Luego pueden responder con dolor y lágrimas, culpa o vergüenza. La familia y quienes los rodean no deben tomar esta ira como algo personal para no reaccionar en consecuencia con más ira, lo que fomentará la conducta hostil del doliente.
3) Pacto o negociación:
ante la dificultad de afrontar la difícil realidad, mas el enojo con la gente y con Dios, surge la fase de intentar llegar a un acuerdo para intentar superar la traumática vivencia.
4) Depresión:
cuando no se puede seguir negando la persona se debilita, adelgaza, aparecen otros síntomas y se verá invadida por una profunda tristeza. Es un estado, en general, temporario y preparatorio para la aceptación de la realidad en el que es contraproducente intentar animar al doliente y sugerirle mirar las cosas por el lado positivo: esto es, a menudo, una expresión de las propias necesidades, que son ajenas al doliente. Esto significaría que no debería pensar en su duelo y sería absurdo decirle que no esté triste. Si se le permite expresar su dolor, le será más fácil la aceptación final y estará agradecido de que se lo acepte sin decirle constantemente que no esté triste. Es una etapa en la que se necesita mucha comunicación verbal, se tiene mucho para compartir. Tal vez se transmite más acariciando la mano o simplemente permaneciendo en silencio a su lado. Son momentos en los que la excesiva intervención de los que lo rodean para animarlo, le dificultarán su proceso de duelo. Una de las cosas que causan mayor turbación en los padres es la discrepancia entre sus deseos y disposición y lo que esperan de ellos quienes los rodean.
5) Aceptación:
quien ha pasado por las etapas anteriores en las que pudo expresar sus sentimientos -su envidia por los que no sufren este dolor, la ira, la bronca por la pérdida del hijo y la depresión- contemplará el próximo devenir con más tranquilidad. No hay que confundirse y creer que la aceptación es una etapa feliz: en un principio está casi desprovista de sentimientos. Comienza a sentirse una cierta paz, se puede estar bien solo o acompañado, no se tiene tanta necesidad de hablar del propio dolor... la vida se va imponiendo.

REGRESAR A LA ESPERANZA
Esperanza: es la que sostiene y da fortaleza al pensar que se puede estar mejor y se puede promover el deseo de que todo este dolor tenga algún sentido; permite poder sentir que la vida aún espera algo importante y trascendente de cada uno. Buscar y encontrar una misión que cumplir es un gran estímulo que alimenta la esperanza.