lunes, 22 de febrero de 2010


El agua apaga el fuego que arde,
y el ayudar consigue el perdón de los pecados.
Del que hace el bien se acordarán después;
cuando resbale, encontrará quien lo sostenga.
Hijo mío, no te burles de quien vive en la aflicción,
ni desprecies al que vive amargamente.
No dejes sufrir al que esté necesitado,
ni te escondas del que esté abatido.
No hagas sufrir al que tiene el corazón afligido,
ni le niegues tu ayuda.
No rechaces al débil que te pide ayuda,
ni le des motivos para que te maldiga.
Si al sentirse triste y amargado levanta la voz,
el Creador escuchará sus gritos.
Hazte querer...
Escucha con atención...
Libra del opresor al oprimido...
Así Dios te llamará Hijo,
te amará y te salvará de la desgracia.


(Ecles.3,4-f) -("La Biblia Habla Hoy"-pág.716)

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